El Cnil sigue la llegada de la tarjeta vital electrónica (o e-card Vitale), que se ofrecerá en una aplicación móvil. Entre los puntos de preocupación de la institución está la atención de personas que no se sienten cómodas con la tecnología digital, como los adultos mayores.
La Comisión Nacional de Informática y Libertades (Cnil) no se opone al principio de la tarjeta vital electrónica (“e-carte Vitale”). Sin embargo, la autoridad de protección de datos personales ha identificado varias cuestiones que deberán ser absolutamente tenidas en cuenta y tratadas, por razones de privacidad y confidencialidad, pero también por la brecha digital.
Una aplicación opcional, soporte físico
La Deliberación de la CNIL de 8 de septiembre, publicada en el DO de 30 de diciembre, pero también el resumen publicado el 22 de febrero en su sitio señalan las necesidades de apoyo de las personas que son menos autónomas en tecnología digital, pero que les gustaría dar el paso. Entre las poblaciones vulnerables en este campo se encuentran las personas mayores, que generalmente se sienten menos cómodas con las computadoras.
Así, el Cnil aboga por un fortalecimiento de » la presencia dentro de las organizaciones locales de seguros de salud de apoyo digital para los usuarioss». Los individuos deben ser capaces de solicitar el apoyo de su sucursal para la instalación de esta aplicación » y, uno lo adivina, una presentación y una demostración de su uso.
El caso es que la tarjeta vital electrónica, que estará presente en una aplicación móvil en un smartphone, es opcional. La CNIL tiene en cuenta el carácter opcional de la tarjeta electrónica Vitale y señala que » se proporcionarán otros métodos de acceso «. En otras palabras, siempre hay disposición para el acceso a los servicios » físicamente sin la necesidad de un teléfono inteligente o una PC.
Mantener la clásica tarjeta Vitale y el acceso físico es una medida que pretende, precisamente, no acentuar la brecha digital y, en consecuencia, limitar el acceso a la atención de las personas alejadas de las herramientas digitales. Se estima que en Francia, alrededor de 13 millones de personas se ven afectadas por el ilectronismo, en diversos grados.
Otro punto destacable que llamó la atención de la CNIL: la tarjeta vital electrónica” no es una tarjeta vital biométrica «. Ciertamente hay una secuencia biométrica, que solo se activa en » la activación de su aplicación, y no en el momento del tratamiento médico u hospitalización. Como parte de este proyecto, la CNIL está a favor de “limitar el uso del procesamiento biométrico. »
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